Se recoge lo que se siembra

Pensaba hoy en el hecho de considerar al tiempo como un juez implacable, impartidor de una justicia entendida como el arte de dar a cada uno lo que le corresponde, y en si se trata de una simple creencia consoladora o existe, por el contrario, un fundamento.

En física, el término causalidad describe la relación entre causa y efecto, de manera que toda acción tiene su reacción, y toda elección, decisión o acto, tiene su consecuencia o resultado.

Así la situación presente sería el resultado de los hechos del pasado, y del mismo modo, la actuación en el presente operaría como causa de los sucesos futuros, de manera que el efecto sería claramente previsible y deducible tomando en consideración los antecedentes, y ello con independencia del tiempo que transcurriera en hacerse evidente esa relación, porque al final, cada uno y cada cosa acabaría ocupando su lugar.

Por otra parte la teoría del caos al introducir la influencia del azar parece contradecir esta teoría, si bien sólo parcialmente.

Porque incluso los procesos caóticos son deterministas, como pone de manifiesto el denominado “efecto mariposa”, según el cual, el aleteo de una mariposa puede provocar una tormenta al otro lado del mundo como consecuencia de que, la concatenación de unas causas concretas desembocan en un único resultado posible para esa combinación. 

Cosa distinta es que la multiplicidad de combinaciones de lugar a múltiples resultados finales posibles.

De ahí que un sistema en el que cada parte del mismo afecta a las demás, de modo que cada concreta combinación inicial entre ellas conduce a un concreto resultado, no suponga un indeterminismo absoluto.

Del mismo modo, el Principio de Incertidumbre de Heisenberg propio de la física cuántica parte también de la necesidad de aceptar que no puede predecirse exactamente el futuro, pero no deja de reconocer que los posible resultados ocurren dentro de un límite cuantificado, probabilistico.

Dicho principio supone que observar es modificar, y que por lo tanto, el resultado variará según las condiciones en que se observe o analice. Por eso el simple hecho de aplicar luz sobre un objeto para poder observarlo, hará que esa luz rebote contra él modificando los valores observados, y éstos en condiciones de “oscuridad” serán distintos a los tomados al aplicar la luz.

Pero por la misma razón, si bien es posible que existan múltiples futuros posibles, también lo es que estos se concretaran en función de las decisiones que se vayan tomando y que reducirán los posibles resultados hasta llegar al que resulte más probable, en una manifestación de la reconciliación entre el azar y el determinismo.

De ahí la importancia de la idea de la trayectoria o suma de causas similares, que actúa como un indicador importante de cual será el resultado, sin que pueda evitarse que la causa o suma de causas, lo sembrado, conlleve con una alta probabilidad unas consecuencias, y que se recoja lo sembrado.

Feliz día.

Reprogramar la realidad

Pensaba hoy en como a pesar de las discrepancias teóricas sobre si el lenguaje es anterior y determinante del pensamiento, o sucede a la inversa, la relación entre ambos es tan incuestionable como crucial, ya que una vez establecida su interconexión, será posible modificar el pensamiento modificando el lenguaje.

Y es que el efecto del uso de las palabras va más allá de facilitar el aprendizaje y la comunicación con los demás.

El lenguaje implica la atribución de significados a los objetos, relaciones y situaciones, mediante su simple denominación, de manera que el cambio de ésta influirá de tal manera en la forma de ver la realidad, que acabará modelando el pensamiento.

Porque el lenguaje es también una herramienta para la reprogramación de creencias y valores, que puede ser utilizada de forma positiva, o puede dar lugar a una intencionada manipulación social, al modificarse la percepción de la realidad mediante el uso de las múltiples posibilidades que aquel proporciona para tergiversar y confundir.

Es el caso del recurso a los eufemismos, que permiten denominar “sastre de barbas” al barbero, “relación abierta” a la falta de compromiso, “metre” al encargado de un comedor, “desaceleración” a una crisis, “amiga” a una amante, etc.

O al uso de aquellas palabras que en cada momento histórico son dotadas de un especial prestigio y consideración, confiriéndoseles unas propiedades mágicas con fines instrumentales, de manera que su mención elimina toda posibilidad de crítica o posicionamiento contrario sin caer en el descrédito, como ocurre actualmente con las palabras libertad, solidaridad etc.

Por eso es importante ser consciente de la influencia del uso del lenguaje, tanto en la dirección intencionada de las conductas, como en la toma decisiones.

Y cuestionar la finalidad de las nuevas formulaciones lingüísticas, contrastándolas con las propias convicciones, con los propios principios, y con la propia realidad.

Porque también es posible atentar contra la libertad humana con el arma oculta de un diccionario.

Feliz día.

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