La autoconfianza

Pensaba hoy en la diferencia entre “ser capaz” y “sentirse capaz”, y en como, a pesar de nacer con una capacidad de acción, en algunos casos, esta resulta minada por la falta de autoconfianza.

La confianza en uno mismo deriva de la percepción respecto a la propia capacidad para realizar actuaciones de forma exitosa.

Y esa percepción es totalmente subjetiva, ya que frente a la misma situación, unas personas sentirán capacidad para afrontarla y otras se sentirán incapaces.

Estos sentimientos de incapacidad son irracionales, automáticos, aprendidos, e involuntarios, y por ello, difíciles de evitar.

Las malas experiencias, las críticas continuas o los malos resultados, son un campo abonado para la inseguridad personal.

Una inseguridad que lleva a elegir el camino del miedo en lugar del de la actuación, a causa de los límites autoimpuestos por los pensamientos negativos.

Unos pensamientos negativos que constituyen el germen de la duda, que no es más que una de las formas que adopta el miedo para encubrirse.

Y un miedo que existe únicamente en la propia mente, ocupando el espacio que cada uno le conceda.

Darse cuenta de que tanto los pensamientos como el miedo pueden controlarse, en lugar de ser controlado por ellos, permite cambiar la actitud mental, enfocarse en las cualidades positivas y recuperar la confianza superando el autoboicot.

Se trata de entender que tanto la duda en las capacidades, como el miedo, desaparecen en el mismo momento en que son enfrentados, en aquel instante en que se sustituyen con un simple pensamiento positivo que ocupe su espacio.

Generar el hábito de expulsar al miedo, despeja el camino hacia las metas, arrojando automáticamente luz sobre las potencialidades de que se dispone.

Porque una persona se convierte en aquello que cree que es, y resulta sencillo sucumbir al propio miedo o al miedo generado por los demás, renunciando a los objetivos deseados sin siquiera intentarlo.

Pero eso supone vivir en permanente esclavitud, al servicio de algo etéreo, y atado con un candado de cuya llave se dispone.

Considerar a la duda, al miedo, o la opinión ajena como un elemento sin valor de diagnóstico, y atravesarlos, encarándolos, confiere libertad, y abre un mundo de posibilidades, transformando todo lo que antes parecía difícil en algo sencillo.

Y es que es decisión personal controlar la propia vida, y en estos casos, querer es siempre poder.

Feliz día.

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