Los cambios

Pensaba hoy en como la asociación de las palabras cambio y crisis le confiere a esta última un sentido peyorativo.


Porque la palabra crisis significa etimológicamente, una situación que requiere la toma de decisiones para producir cambios o para adaptarse a ellos, y es la concepción que se tenga de estos, la que permitirá ver las situaciones de crisis como un problema o como una oportunidad.

Ante situaciones de cambio se experimentan estados de desorganización, incertidumbre, miedo e inquietud, que son la lógica consecuencia de la modificación de las circunstancias que ya se han convertido en rutina, y que no requieren de ningún esfuerzo de adaptación.

Si además la situación de cambio supone enfrentarse a injusticias o se realizan anticipaciones negativas de resultados, se generan emociones negativas que pueden desembocar en bloqueos, o en conductas de evitación o de falta de afrontamiento.

Por eso es realmente importante entender que los cambios son algo esencial y necesario, que permiten explorarse y explotarse a una mismo, que facilitan el aprendizaje, que temerlos es contraproducente, y que evitarlos es imposible.

Y sobretodo darles el sentido que permite dimensionarlos y que reside en su sutil vinculación con el ejercicio de la libertad personal.

Libertad para decidir cambiar o no, o libertad para decidir como afrontar un cambio impuesto por los acontecimientos.

Porque tanto es un ejercicio de libertad y de responsabilidad decidir si cambiar las circunstancias o mantenerse en ellas, como reaccionar frente a un cambio con resistencia, con victimización pasiva, o con una adaptación positiva.

Y es que no es lo mismo sentir miedo que estar en peligro, no confiar en los recursos que no disponer de ellos, ni que no exista la solución perfecta implica que no puedan hallarse soluciones aceptables.

Por ello ante una situación de incomodidad que requiera valorar la realización de cambios, o ante la modificación de una situación de forma independiente de nuestra voluntad, puede recurrirse a aquellas habilidades y fortalezas conocidas, pueden reconocerse otras nuevas, puede depositarse la atención en la posibilidad de aprendizaje, en la aceptación del margen de error, e incluso llegar a descubrirse la fortuna de no haber conseguido lo que se deseaba.

De manera que cuando el viento cambia de dirección, puede optarse por intentar mantener el viejo rumbo, agotando inútilmente la energía con la consiguiente frustración, o por ajustar las velas dirigiéndose a descubrir las posibilidades del nuevo destino. La diferencia la marca simplemente, la actitud, y la decisión es únicamente personal.

Feliz día.

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