Necesidad de control




Pensaba hoy que todos los seres humanos requieren un mínimo de estabilidad, que les permita sentirse seguros de lo que hacen y creen.

Pero cuando el control se convierte en un motivo de vida, se está en presencia de la inseguridad.

En realidad el control pretende compensar la sensación interior de pérdida de lo que no se controla, personas, objetos, etc., porque no se confía en los propios recursos para la gestión de los imprevistos.

Esta necesidad de control se pone de manifiesto, por ejemplo, cuando se considera, que no hay nadie que haga las cosas tan bien como uno mismo, y se asumen obligaciones y responsabilidades, ajenas. 

Esta actitud convierte a la persona en una máquina de resolver problemas en soledad, sin pedir ayuda ni compartir inquietudes, ya que eso significaría reconocer la debilidad.

Pero también la buena voluntad de ayuda puede encubrir una necesidad de controlar. 

Una personalidad rescatadora puede vincularse con personas disfuncionales, con dependencias químicas, emocionalmente necesitadas, con conciencia de víctima, egocéntricas, etc., que no tienen límites personales ni asumen responsabilidad por sus acciones. 

Equivocadamente se asume como una misión propia, la de controlarlos, cambiarlos y corregirlos.

Se trata de una manera de restaurar pérdidas emocionales de afecto y sentido de pertenencia, llenando el vacío interno de baja autoestima por falta de desarrollo personal, con relaciones con personas que tienen necesidad de dependencia, para darle sentido a la vida, corriendo el riesgo de padecer el síndrome emocional de la codependencia.

En todos los casos, la persona necesitada de control pasa muchas horas planificando el futuro, esmerándose en tratar de prever lo que ocurrirá en casi todos los aspectos de su vida. 

En algunas ocasiones acierta, lo que alimenta su ego, haciéndole pensar que la razón humana está a prueba de todo. 

Conocedora entonces del bien y del mal, lo impone consciente o inconscientemente, bien manipulando emocionalmente, o bien infundiendo temor.

No obstante tener todo bajo control es un gran gasto de energía que no se justifica, porque la realidad es que el control es una ilusión, ya que no se puede controlar todo, y las cosas ocurren aunque no se hayan previsto. 

El control obsesivo revela el miedo a correr riesgos, la necesidad de aferrarse a las cosas, y la dificultad para soltarlas.

Pasar por la gradual aceptación de lo incontrolable, y la transformación de nuestro ser interior, permite respetar la voluntad de los demás, sus acciones, sus pareceres, aun cuando se piense de manera diferente.

No es necesario ser capaz de controlarlo todo, basta con ver la capacidad de afrontar todo lo que ocurra, lo bueno y lo malo. 

Una vez que se siente que se dispone de los recursos internos necesarios, puede dejarse fluir a la vida sin miedo, desde el convencimiento de la capacidad de afrontar un fracaso y sobretodo, de que el propio valor no depende de los resultados.

Feliz día.

4 comentarios:

  1. A mi me pasa eso y esta reflexion me ha servido mucho, gracias

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  2. Muy buen articulo, me hizo reflexionar mucho, ya que hace muy poco se me dijo que yo era una persona rescatadora y que eso ha definido mi vida negativamente. Gracias por deseo de comunicar a los demas estas cosas que hacen reflexionar e identificar patrones negativos, y optar por cosas mas saludables.

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    1. Gracias Jackie, me alego de que te sirva, es la intención.

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