Vínculos familiares


Pensaba hoy en que vínculos que se dan a lo largo de la vida, son los que ayudan a construir la identidad.

Se transforman en un elemento clave, una base desde la que nacen las conductas futuras, y son un elemento central en la constitución de la personalidad

El vínculo más importante es el que nace en el seno de la estructura familiar, el vínculo afectivo con los padres.

Dicho vínculo es idéntico para ambos progenitores y para el hijo, pero la relación que se establece con ambos es diferente.

La relación con la madre es de tipo incondicional: me aman por lo que soy y no hace falta nada para conseguir ese amor. 

Aunque, por la misma razón, y desde el punto de vista negativo, tampoco puede hacerse nada para producirlo si no existe.

Y el amor paterno por el contrario, es condicional, ya que incorpora matices relacionados con el cumplimiento de expectativas. 

Desde el punto de vista positivo se trata de un amor bajo control, que puede ser conseguido a diferencia del de la madre, pero también se trata de un amor que debe ganarse, que puede perderse si no se hace lo que de uno se espera.

En el proceso normal de evolución de las relaciones con cada uno de los padres, se haya el logro de la madurez, etapa en la que se ha elaborado la propia conciencia materna y paterna.

La conciencia materna es la base de la capacidad de amar, y la conciencia paterna, se funda básicamente en el empleo de la razón.

Al amar se combinan ambas conciencias simultáneamente.

El fracaso de dicho desarrollo, provoca disfuncionalidades en ese proceso de maduración. 

Ello ocurre por ejemplo si la madre es fría, indiferente y dominadora, en cuyo caso puede transferir la necesidad de protección materna al padre, convirtiendo a la persona en una ser centrado en los principios del orden y la autoridad, y lo que es más grave, carente de la capacidad de dar o recibir amor incondicional.

En cualquier caso, el hecho de no haber recibido ese amor merecido sólo por el hecho de existir, siembra la simiente de la falta de autoestima y seguridad en uno mismo, al no ser recompensado con ese amor siendo simplemente cada uno como es.

Ante esta situación, la persona necesitada de ese afecto, puede adoptar una posición pasiva, o bien tratar de obtener el mero sucedáneo que representa el reconocimiento social, mediante la búsqueda del respeto de los demás, aunque sea mediante el uso del temor, o su incorporación a entornos en los que su valoración es sencilla, puesto que en ellos se sobresale de forma natural.

Ambas posiciones desembocaran en un estado de insatisfacción vital, y búsqueda continua de situaciones que permitan ese reconocimiento tan necesario.

Y ello porque se busca la aceptación y el amor incondicional en lugares equivocados, ya que estos solo pueden provenir del interior, de uno mismo, y paradójicamente, tratar de huir del trabajo de descubrirse, perdonarse y aceptarse amparándose en el simple reconocimiento social, conduce a perpetuarse en él, y es un ejercicio de irresponsabilidad, ya que el tratar de ser feliz es una responsabilidad personal.

Feliz día

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