De ahí la importancia tanto de aprender a acallar la mente, como de crear e implantar, nuevos patrones de pensamiento.
Y es que el diálogo interno continuo produce angustia y ansiedad, y los pensamientos que se tienen, programan y definen el autoconcepto, de ahí la importancia de controlarlos, y de aprender a silenciar la mente.
Para ello puede emplearse la técnica del salto cuántico, que consiste en encontrar un suceso impactante, ya sea positiva o negativamente, y ligarlo a algún pensamiento o a la propia situación de diálogo imparable, de manera que estos, devengan rechazados o reforzados, al recordarse el suceso con el que se los ha relacionado.
Pueden utilizarse también técnicas para concentrarse en la respiración, o técnicas de anclaje, en las que se cree un vínculo entre los pensamientos negativos o el diálogo incesante y un movimiento, hasta conseguir, por repetición, que la realización de ese movimiento quede mentalmente anclada a la serenidad mental.
Y es que el estado de paz no hay que crearlo, está ahí, detrás del ruido del pensamiento.
Un pensamiento que además de ensordecer, es poco útil, repetitivo en un 90%, y compulsivo, generando adicción a la emoción negativa que genera.
Por eso, ante la detección de estas situaciones, hay que saber cambiar de canal o apagar el aparato.
Feliz día.
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