Y es que si bien ambos conceptos tienen el mismo origen, la mala actitud frente a uno mismo, uno hace referencia a la capacidad y el otro a la valía.
La autoestima está relacionada con la falta de apreciación del propio valor, del propio reconocimiento, en general o en determinadas situaciones, y por eso es posible que la persona se sienta muy valorada en ciertos círculos, y poco o nada en otros.
La falta de autoestima afecta directamente a la manera de actuar, de relacionarse con los demás, a la forma en que se produce la superación de un rechazo, a la capacidad para afrontar las críticas, y a la facilidad para imputarse la responsabilidad total de los fracasos.
La inseguridad es la falta de confianza en uno mismo, en los propios recursos y capacidades, bien de forma generalizada o bien en algún área determinada, y por eso la misma persona puede parecer muy segura en un entorno y muy poco segura o temerosa en otro.
La confianza en uno mismo se manifiesta también en el actuar, en la forma de reaccionar frente a los errores, en el entusiasmo, o en la capacidad para emprender.
La inseguridad produce un estado de duda constante, que dificulta la toma de decisiones hasta el punto de preferirse recibir órdenes a tener que elegir por uno mismo.
Instaura en el miedo a no saber afrontar las situaciones, paraliza, no permite el cambio, sitúa en la desconfianza ajena, en la dependencia de las opiniones de los demás por encima de la propia, y en la falta de credibilidad en la duración de los sucesos positivos.
Y a menudo la incomodidad de la inseguridad, es compensada por mecanismos psicológicos de defensa, como un aspecto autosuficiente y arrogante.
Porque la inseguridad es limitante, frustrante y, paradójicamente, mantiene a la persona en un estado emocional peor a aquel que se teme.
Por eso frente a la inseguridad, el único camino es la acción, porque el mundo está en constante cambio, y frente a este hecho la solución reside en apostar por uno mismo, en alimentar la convicción de que se sabrá reaccionar adecuadamente ante cualquier situación.
Y esto sólo es posible desde el intento, desde la actuación, desde el enfrentar el miedo para observar el resultado y la gratificación que se siente, porque, cada vez que se elije el riesgo , la confianza aumenta, ya que el éxito no es ganar, sino saberse capaz de intentarlo.
Y es que la verdadera seguridad reside en el conocimiento de saber que, pase lo que pase, se dispone de los recursos internos necesarios para afrontar cualquier cambio o situación que pueda surgir en la vida.
Feliz día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario