El valor de la confianza


Pensaba hoy en la importancia del valor de la confianza en las relaciones sociales, y en su verdugo, la traición.

La confianza es la creencia en que una persona será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación, es decir, que su actuación será coherente con sus pensamientos y manifestaciones.

No deja de ser pues una suerte de apuesta, basada en la seguridad de la conducta del otro ante una hipótesis futura.

De ahí que la confianza pueda reforzarse o debilitarse, de acuerdo con las acciones que la otra persona realice.

En este sentido la traición es una de las acciones más destructivas en las relaciones humanas, ya que supone el quebranto de la confianza mediante la deslealtad.

De ahí que por eso lo más triste de una traición, es que nunca viene de un enemigo.

En todo caso la persona traidora pierde la amistad, el amor y sobretodo el respeto de sus allegados y de la comunidad en general, siendo muy difícil su recuperación.

Recuperación que si bien depende de los actos de la persona que vulneró la confianza, depende sobretodo de la decisión de la persona traicionada, porque está en sus manos creer de nuevo en la veracidad de las palabras y comportamientos ajenos.

Se trata de un esfuerzo bilateral en el que intervienen al mismo nivel, la conducta reparadora de la persona que cometió la falta, y la voluntad de recuperar la fe de la persona agraviada.

Y en todo caso el valor de la confianza es uno de los que más dicen de la persona, frente a los demás y como no, frente a uno mismo, ya que tan importante es no traicionar como no traicionarse, resultando prácticamente imposible tener una higiénica visión personal, cuando se es consciente de la imposibilidad de sostener, intencionadamente o no, la palabra dada.

Porque en suma, la confianza es el valor que sostiene a todos los demás, es un elemento clave, decisivo e indicativo de la propia coherencia e integridad.

Feliz día.

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