La importancia de los detalles


Pensaba hoy en la importancia de los detalles en las relaciones, y en como estos se tienen en cuenta a nivel profesional para otorgar un valor añadido al servicio prestado, mientras que se relativizan o incluso obvian, en las relaciones personales.

Lo que resulta paradójicamente contradictorio, teniendo en cuenta que el ochenta por ciento de satisfacción vital, proviene de relaciones trascendentes, es decir, de aquellas que se cuidan.

Y cuidarlas no consiste en comprometerse en la realización de grandes hazañas si ello fuera necesario, sino en llevar a cabo conductas más comedidas, pero significativas e indicadoras de la importancia que se confiere a la relación.

Sobretodo porque esas pequeñas cosas, muchas veces invisibles, son tremendamente poderosas, permaneciendo para siempre en el recuerdo, al haber constituido un elemento esencial en la cimentación del vínculo.

Los detalles potencian y mantienen la ilusión, el respeto, la comunicación, la empatía, la confianza, la unión y la convivencia.

De ahí que cualquier tipo de relación personal donde se den interacciones frecuentes, basadas en el intercambio de gratificaciones valoradas, estará abocada a la armonía.

Pero para que la valoración sea posible y el detalle resulte efectivo, es necesario de una parte explicitar el tipo de comportamiento que se desea, y por otra ajustarse a los mismos, ya que de lo contrario, la conducta detallista resultará infructuosa y se sentirá frustración por ambas partes.

Y en todo caso, la generación del hábito de tener detalles, es un esfuerzo cuya recompensa, consistente en la conservación de una relación interpersonal valiosa y enriquecedora, merece la pena.

Porque los pequeños detalles marcan la gran diferencia.

Feliz día.

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