La toma de decisiones


Pensaba hoy en que la toma de decisiones es una de las cuestiones a las que se enfrentan diariamente todas las personas, a cualquier edad, y durante toda la vida.

Tomar una decisión complicada o difícil, es un proceso al que precede una sensación de malestar, de incomodidad ante la ambivalencia, motivado por el hecho de que decidir no deja de ser optar por un futuro eliminando otro futuro posible, con un “coste de oportunidad”, y sobre una base de incertidumbre.

Sin embargo esta angustia o temor, que puede justificar una posposición de la elección, no debería convertirse en una parálisis.

Porque una cosa es decidir de forma consciente el no actuar, el “no decidir”, lo que no deja de ser una decisión conveniente o estratégica, basada en la libertad y la responsabilidad con la propia vida, y otra muy distinta es “no decidir” como forma de huida, dejando en manos del azar, del tiempo, o del comportamiento del otro el desarrollo de los acontecimientos.

Ante cualquier situación, interna o externa, que genere la necesidad de decidir hay que tener el valor de iniciar el proceso, analizar, elaborar acciones alternativas de resolución, visualizar los resultados posibles, y extraer las consecuencias, para poder concluir la acción u omisión a realizar.

Ahora bien, en este proceso que parece responder únicamente a elementos lógicos y racionales, no puede obviarse la importancia determinante de la emoción.

Y es que ha sido demostrado neurológicamente que el lóbulo frontal del cerebro, traduce la información lógica en señales emotivas inconscientes, que preceden, facilitan y contribuyen a la toma de decisiones, y que se basan en el procesamiento principalmente del recuerdo de experiencias anteriores.

De esta manera las emociones guían la toma de decisiones simplificando el proceso.

Pero es que incluso se ha descubierto que las decisiones, son codificadas por el inconsciente 10 segundos antes de la toma consciente de la decisión, es decir, que detrás de una decisión consciente, existe un procesamiento cerebral inconsciente y previo, que anticipa la respuesta.

Y por esta misma razón, cuando se pretende obviar o limitar la parte emocional en una decisión, ésta puede llegar a adoptarse pero no a mantenerse, ante la aparición elementos distorsionantes que ponen en juego la fuerza de voluntad.

En cualquier caso, resulta mejor equivocarse en la construcción del propio futuro, de la propia vida, que dejar ese hecho en manos ajenas, ya que el único riesgo a asumir es el de errar, y un error o es reparable o es generador de una experiencia, de un aprendizaje, que resultará básico para la adopción de la siguiente decisión.

Feliz día.

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