Pensaba hoy en el verdadero sentido de la navidad y de sus símbolos: el pesebre, el árbol, los reyes magos, los adornos, los reencuentros familiares...
Pero el sentido de la navidad va más allá de estos símbolos, es una época para el perdón, el agradecimiento y la reconciliación.
Porque la navidad es la fiesta de cumpleaños del niño Jesús, no una simple fiesta.
Si no se tiene fe, puede celebrarse la fiesta del solsticio de invierno, o la fiesta del frío pero no la navidad.
Y si se celebra la navidad ¿que sentido tiene celebrarla sin el homenajeado?, ¿que sentido tiene ni siquiera invitarlo?, ¿que sentido tiene que en su lugar se invite a Papa Noel?, y en fin ¿que sentido tiene hacerse regalos los unos a los otros sin regalar nada a Jesús?.
Por eso la celebración de ese aniversario tiene una doble vertiente.
Hacia los demás es momento de balance, de regalar perdón, amor y tiempo para compartir.
Y hacía uno mismo hay que renovar la confianza, porque ese es el mejor regalo, porque adorar al niño es la aceptación por comprensión de que todos y todo en la vida es perfecto y necesario. Y porque su regalo fue la vida.
Feliz día.
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