La zorra y las uvas

Pensaba hoy como la conocida fábula de Esopo sobre la zorra y las uvas ilustra claramente el fenómeno de la disonancia cognitiva.

En ella una zorra mientras paseaba por el campo encontró una vid con un racimo de uvas delicioso. Se acercó e intentó coger las uvas, pero estaban tan altas que todos sus esfuerzos fueron en vano. Tras varios intentos y viendo que no podría alcanzarlas, la zorra pensó que al fin y al cabo las uvas tampoco parecían estar tan buenas, que probablemente estarían verdes, y que no merecían tanto esfuerzo.

Para comprender el proceder de la zorra hay que considerar su actitud, su comportamiento, la disonancia cognitiva surgida y la forma en que esta se resuelve.

La actitud puede definirse como la disposición frente a algo o a una situación, que predispone a actuar de determinada manera, y se compone de tres elementos.

El cognoscitivo, formado por el pensamiento, fruto de las percepciones y creencias sobre un objeto o situación (las uvas están buenas).

El afectivo o emoción, en favor o en contra de un objeto o situación (deseo de conseguir las uvas).

Y el conductual o tendencia a reaccionar hacia ese objeto o situación (intención de cogerlas).

Por su parte el comportamiento es la manifestación física de la actitud, porque los pensamientos y emociones que la conforman, van a determinar la forma de actuar (intentos de coger las uvas sin conseguirlo). 

La disonancia cognitiva es la tensión o incomodidad que se percibe, cuando la actitud y el comportamiento o resultado no concuerdan, las uvas están buenas, deseo conseguirlas, no lo consigo y no puedo aceptar que es por incapacidad.

Dicha disonancia suele resolverse de varias formas, y siempre se optará por la que menos afecte al ego.

Una de ella es modificando las creencias o pensamientos, la actitud, para adecuarlos al comportamiento realizado, primero actúo y luego justifico en base a que aquella creencia no era cierta. 

O bien añadiendo nuevas creencias complementarias que justifiquen el resultado.

Sería el caso de considerar que además de buenas, las uvas están verdes y por tanto no son deseables, en lugar de considerar la falta de aptitud física para alcanzarlas.

O bien como ocurre cuando se realiza una acción que contradice una creencia moral y se añade un refuerzo de un bien superior defendido para justificar la acción.

O finalmente otra de las formas de resolver la disonancia cognitiva, consiste en justificar el comportamiento, excepcionándolo, para que no se contradiga con la actitud.

Esto se realiza mediante la desvinculación moral del acto: justificándolo, como una acción necesaria para un fin; mediante el rechazo de la responsabilidad, considerando que no existía intención de lastimar o que se actuó impulsado por las circunstancias; negando las consecuencias negativas, pensando que al final las consecuencias no perjudicaron a nadie;o negando a la víctima, atribuyéndole la responsabilidad de la acción.

En cualquier caso, intentar actuar siempre conforme al sistema de valores y creencias, manteniendo la actitud adecuada, es el mejor sistema de no entrar en disonancia cognitiva.

Y de la misma manera asumir la responsabilidad de los propios actos, es también la mejor forma de solución.

Feliz día.



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