La palabra voluntad etimológicamente procede del latín voluntas, que significa querer.
La fuerza de voluntad supone decidir que fines se desea conseguir, y encaminar las acciones hacia su consecución, controlando los impulsos internos y venciendo los obstáculos.
La fuerza de voluntad es algo innato, aunque se manifieste más claramente en algún área concreta, y por eso puede fortalecerse, puede entrenarse como a un músculo, con un aprendizaje gradual y progresivo, adquiriendo hábitos basados en un patrón de superación frente a las derrotas, hasta conseguir el objetivo.
Para ello hay que partir de diversas premisas: la autoestima o reconocimiento de la capacidad y del propio valor, incluso ante los errores; la aceptación de la frustración como algo consustancial a la vida; la ausencia de creencias limitantes sobre uno mismo; y la motivación.
Esta constituye el elemento más importante de la voluntad, ya que es la que sustenta en gran medida a la acción necesaria para conseguir la meta propuesta.
No obstante, ante un fallo de la motivación, es donde una voluntad férrea basada en una decisión consciente y acorde con uno mismo, consigue mantener la acción.
Conviene también apoyar a esa fuerza de voluntad, tanto no cayendo en un autocontrol continúo y agotador, priorizando cuando ejercitarla, como huyendo de las tentaciones, y buscando el entorno adecuado para el refuerzo de las acciones emprendidas.
Porque como dijo Albert Einstein :" hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad."
Porque cuando se domina la voluntad, cuando se consigue disciplinarla, se tiene el dominio de la mente.
Y en todo caso porque cualquier triunfo de la fuerza de voluntad, siempre será una victoria sobre uno mismo.
Feliz día.
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