Alea iacta est


Pensaba hoy en que en la vida se recoge el fruto sembrado en el pasado, y en como siendo esto así, vale la pena continuar apostando por sembrar espiritualidad.

Porque además existe una tendencia innata a ello, generada por estructuras cerebrales pertenecientes al sistema límbico o cerebro emocional, tal como ha puesto de manifiesto la neuroespiritualidad.

La espiritualidad, es esa disposición a investigar y desarrollar las características del espíritu, no partiendo de creencias, ni religiones, sino mediante una indagación laica y libre.

Se trata de vivir tomando como referencia al yo espiritual, al yo interno, y no al ego, a esa auto imagen social exterior.

Porque cuando el punto de referencia es externo, se vive influido por condicionantes exteriores a uno mismo, buscando constantemente la aprobación de los demás, esperando siempre respuesta a los comportamientos y con la necesidad de controlar, se vive por tanto,  en el ámbito del temor.

La espiritualidad está basada en un crecimiento personal interior , en el análisis de las emociones y comportamientos dañinos, para transformarlos y colaborar, mediante el cambio interior, en el cambio exterior global deseado.

Supone además, que en dicho proceso evolutivo hay que partir de las siguientes cuatro leyes:

La primera dice: "la persona que llega es la persona correcta", es decir, que nadie llega a la vida de otro por casualidad, sino que todas las personas sirven para aprender y avanzar.

La segunda dice: "lo que es, es la única cosa que podía haber sucedido", absolutamente nada de lo que sucede en la vida podría haber sido de otra manera, porque todo lo sucedido es necesario para el aprendizaje a pesar de que el ego se niegue, en ocasiones, a aceptarlo.

La tercera dice: "en cualquier momento que comience es el momento correcto", todo ocurre cuando se está preparado para ello.

Y la cuarta dice:  "cuando algo termina, termina", y hay que seguir, enriquecidos por la experiencia, avanzando por el camino marcado por la vida.

Y como ser feliz no es cuestión de destino, sino que es cuestión de elección, "Alea iacta est".

Feliz día.

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