La insatisfacción


Pensaba hoy en la insatisfacción, ese sentimiento que aparece cuando las cosas que se han conseguido no cubren las expectativas, existiendo un desnivel entre las ilusiones y la realidad.

La insatisfacción ocasional proporciona impulso, motivación, incita al progreso, y al establecimiento de nuevos objetivos, siendo una emoción necesaria para el crecimiento personal y profesional.

Por el contrario la insatisfacción crónica o permanente, produce un desequilibrio emocional, ya que impide disfrutar de lo que se dispone, al focalizarse siempre la atención en aquello de lo que se carece.

Ser consciente de las cosas y personas que forman parte de la propia vida, otorgarles importancia, imaginar su falta y valorar todo lo que se ha conseguido, permite mantener una sana ambición compatible con la sensación de sentirse satisfecho.

Cierto que el actual sistema socio-económico fomenta la insatisfacción, al ensalzar la comparación, la competitividad, y residenciar la clave de la felicidad en la posesión de aquellas cosas de las que no se dispone, de manera que como nunca se obtendrá todo, nunca se será feliz.

Por eso conviene fijar la mirada en uno mismo y no en el otro, apreciar lo que se tiene, fijarse objetivos asumibles, y valorar el esfuerzo que se realiza en el camino hacia su consecución.

Porque la vida la construye uno mismo, y en ella existe lo que cada uno a elegido, en las propias manos reside la posibilidad de cambiarlo, con el empuje de la insatisfacción ocasional, o de resignarse instaurándose en una permanente insatisfacción.

Feliz día.

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