Menos es más



Pensaba hoy en como la vida se parece en muchos aspectos a una operación matemática, y en cómo puede llegarse a un mismo resultado de forma simple y directa, o de forma compleja y enrevesada.

Existe una tendencia generalizada a complicar la vida. 

En ocasiones mediante la excesiva preocupación por aspectos que no tienen importancia, o por situaciones que no tienen solución. 

En otras, y fruto de la inseguridad, anticipando acontecimientos que no tienen porqué suceder. 

O bien permitiendo que un suceso puntual enturbie todo el día o toda la semana, extendiendo su negatividad, e incluso también inventando dificultades que sólo existen en la imaginación.

Por otra parte, y al margen de los mencionados comportamientos, el funcionamiento social dificulta la simplicidad vital. 

Se fomenta el empleo casi total del tiempo con ocupaciones no satisfactorias, que muestran la imagen esperada de la persona, pero la alejan de aquellas actividades que realmente permiten su realización como ser humano, y el verdadero disfrute del día a día.

Y esta situación aboca además a la frustración, ya que supone vivir inmerso en una fuente continua e imparable de expectativas, cuya consecución no satisface sino que conduce a la creación de otras nuevas, en un camino sin final y hacia ninguna parte.

Por ello resulta fundamental simplificar la vida, identificar prioridades, y desprenderse de lo superfluo a todos los niveles, para disponer de tiempo para uno mismo.

No hay que focalizarse tampoco de forma obsesiva en el futuro, desmereciendo o desaprovechando el presente, ya que resulta imposible controlar la totalidad de los efectos de la vida .

Y es que aceptar una vida simple no es conformismo, se trata de reconocer, para poder moderarlas o combatirlas, las necesidades propias del ego, que se nutre de apariencias y de continuas expectativas, que sitúan por tanto en un marco de perpetúa insatisfacción impidiendo al yo interior expandirse.

Porque el bienestar emocional no depende de lo que se hace ni de lo que se tiene, sino de lo que se es y de los que se siente.

Y es que cuando se comprende que la auténtica felicidad reside en el interior, deja de ansiarse que la realidad se adapte a las necesidades, y desaparecen la lucha y el sufrimiento.

La vida es un camino largo, y si se simplifica y elimina lo que no es necesario para avanzar, se puede enfocar todo el esfuerzo en conseguir las propias metas.

Porque 5 + 5= 10, y 5 + 20 - 10 X 2 /3 =10 también. La decisión es personal.

Feliz día.
 


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