La somatización

Pensaba hoy en la conexión mente-cuerpo, y en como los conflictos psicológicos internos no resueltos, se manifiestan a través de enfermedades.

El trastorno de somatización es un diagnóstico aplicado a quienes padecen varios síntomas físicos, que no tienen un origen físico identificable.

Esto se debe a que los estados emocionales pueden favorecer todo tipo de enfermedades, siendo importante descubrir y comprender los mensajes que encierran esos desórdenes físicos, para encontrar el conflicto interno que hay que resolver.

Porque demostrar el efecto de la relación psicosomática es sencillo: un sentimiento de nerviosismo puede dar lugar a un trastorno estomacal, estreñimiento o dolor de cabeza; el estrés puede ocasionar úlceras o, incluso, ataques al corazón; la depresión y la infelicidad provocan trastornos alimenticios; el dolor de cabeza indica incapacidad para expresar sentimientos de ira, miedo o amor; el dolor en el cuello indica la imposibilidad de ver en todas direcciones, a consecuencia de la obstinación y mentalidad estrecha; el dolor de espalda indica un deseo de evadirse de algo, o la necesidad de librarse de una carga; la hipertensión indica un profundo temor y falta de confianza.

Las infecciones urinarias señalan una falta de expresión de los sentimientos negativos que tienen que ver con las relaciones; los problemas en los pies indican un conflicto en la dirección y en la producción de movimiento, así como una falta de seguridad y estabilidad en el entorno; coger un resfriado tiene mucho que ver con sentirse triste, rechazado, menospreciado, no querido, o con sentimientos no reconocidos de envidia, culpabilidad o miedo, ya que estos sentimientos debilitan el sistema inmunológico; el dolor de garganta está relacionado con las cosas pendientes de decir, con el temor o la incapacidad para comunicar; los problemas visuales o auditivos indican dificultades para ver o escuchar lo que no resulta agradable.

El dolor en las rodillas, está relacionado con la forma en que se articulan las expectativas externas e internas; el dolor en los tobillos con cómo se vinculan las propias expectativas con la realidad; los problemas dentales sugieren dificultades en la asimilación del entorno; las verrugas o las ampollas indican el sentimiento de incapacidad para alcanzar lo que se desea por falta de autoestima, etc.

Cada dolor está vinculado a una emoción o a un sentimiento reprimido.

Y es que el cuerpo grita lo que la boca calla, y por eso tomar conciencia de los procesos emocionales y darles una salida adecuada, es la clave para vivir mejor y de manera más saludable.

Feliz día.

2 comentarios:

  1. Me encanta tu blog. El cuerpo grita lo que la boca calla, me quedo con esa frase, y por cierto, yo debo estar superfalta de autoestima!

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  2. Pues...quien plantea bien el problema tiene la mitad de la solución.
    Un abrazo Sílvia.

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